jueves, 31 de mayo de 2007

Detesto las canciones de amor

No me gustan las canciones de amor porque casi siempre son la banda sonora de un momento triste. Quienes las escuchan con más frecuencia no son sus teóricos destinatarios, los enamorados, sino las almas trastornadas que están a un solo paso del abandono y la melancolía. No escucho canciones de amor porque a menudo te las cantan los sujetos equivocados: guapetones codiciados, poseedores de multitudinarios clubes de fans, a los que nadie les ha partido el corazón, y que en vano impostan un dolor errante que tú conoces mejor que ellos. En cambio, en la voz de los escasos intérpretes feos, esas letras dramáticas, doloridas y frustradas ganan en verosimilitud, realismo y contundencia. Convengamos en que cuando los bellos lloran, resultan mentirosos y patéticos; pero cuando los feos sufren, conmueven hasta las cangallas. Por eso creo más en las lágrimas del petiso Nelson Ned que en las que derrama el sexy Luis Miguel. No me gustan las canciones de amor porque en ellas, salvo contadas excepciones, todo se reduce a la falsa felicidad binaria del «tú y yo», fórmula que posterga a los actores de la vida real: los hijos, los padres, los alcahuetes, las suegras, los ex, y las amantes, todos piezas determinantes en la inestable escenografía de las auténticas relaciones humanas.
Etiqueta Negra

miércoles, 30 de mayo de 2007

No me gustan los domingos

No me gustan los domingos porque vienen después del sábado y son la víspera del lunes, lo cual los sitúa entre lo más alegre y lo más detestable, en una condición de puente que nos lleva indefectiblemente de la felicidad al desespero. Los odio porque se tiñen de las peores cosas, tanto de la resaca y el arrepentimiento por la noche anterior (bien bebida y mal dormida), como del anuncio y la ansiedad por el suplicio de una semana más en que seremos molidos por la rutina del trabajo obligatorio. Si no somos judíos saturninos ni musulmanes venusinos ni hinduistas jupiterinos ni animistas mercuriales ni extraterrestres marcianos ni budistas lunáticos sino simples cristianos dominicales, el domingo tiene esa condición espantosa de ser «el día del Señor». Al menos una hora del domingo habrá que dedicarla al fanático tormento de la misa. Si uno es ateo, peor, pues le toca ver pasar desde el balcón (los domingos son el único día en que la gente se asoma al balcón) a toda esa fauna endomingada que va a la iglesia con fingido recogimiento y regresa de ella con el corazón aliviado por la penitencia y la ilusión de haber cumplido con el deber, ese deber absurdo de venerar a un Dios tan vanidoso que pretende que los seres humanos lo veneren. Odio los domingos porque de hecho arrastran todavía la carga pagana de los adoradores del Sol, y por eso en latín se llamaban dies Solis, y en inglés, aún, Sun-day. Los detesto porque son largos y abominables desde que tenemos uso de razón, pues son los días en que los padres se quedaban en casa, cuando éramos pequeños, y se convertían en dictadores perpetuos desde el amanecer, decidiendo ellos los tiempos, los canales de televisión, las emisoras de radio, los paseos, la música y la horrorosa ceremonia de las visitas a la parentela. Si uno es desempleado, la vida se convierte en un eterno domingo, sí, pero por eso mismo cada día queda untado de desesperación. Si en cambio uno es rentista, o vago de profesión, entonces el domingo deja de ser domingo, porque el domingo sólo es tal en relación con los otros días de la semana.
Etiqueta Negra

sábado, 26 de mayo de 2007

Que la fuerza te acompañe treinta años mas

La fuerza sigue acompañando a la saga de "Star Wars", que esta semana celebra el 30 aniversario de su estreno con recuerdos, proyecciones y una convención que espera alcanzar los 40.000 participantes.
Muchos de ellos recordarán esa primera vez en que las notas de la banda sonora de John Williams les llevó a galaxias muy, muy lejanas mientras un texto que se perdía en el horizonte les ponía al día de la lucha de unos rebeldes contra la tiranía de un Imperio espacial.
Era el comienzo de "La guerra de las galaxias", también conocida como el "Episodio IV" de la saga más taquillera de la historia del cine, que comenzó su andadura en los cines un 25 de mayo de 1977.
El filme sigue siendo hoy la segunda película más taquillera de la historia, sólo superada en 1997 por el éxito de "Titanic".
Hubo que esperar hasta 1980 para la llegada de la siguiente entrega, "El Imperio contraataca", y otros tres hasta que en 1983 "El retorno del Jedi" cerrara la trilogía.
Pero en realidad George Lucas, creador de esta obra galáctica que reescribió la historia del cine, siempre vio la saga como un grupo de seis películas, que completó entre 1999 y 2005 con "La amenaza fantasma", "El ataque de los clones" y "La venganza de los Sith".
Así es como las quieren ver sus seguidores, que tras esperar tantos años comienzan hoy las celebraciones de este 30 aniversario poniendo las cosas en orden, una película detrás de otra desde el Episodio I al VI.
Se trata del primer maratón oficial de "Star Wars", con la proyección de las seis películas de modo consecutivo, no por fecha sino por episodio, en un acto que congregará a 2.500 espectadores en el Centro de Convenciones de Los Ángeles.
No es más que el inicio de un aniversario que bajo el nombre de "Star Wars Celebration" abre sus puertas a "la madre de todas las convenciones" en lo que a "La guerra de las galaxias" se refiere.
Si la "Celebration III", que tuvo lugar durante cuatro días en Indianapolis (EEUU) en abril de 2005, sirve de referencia, allí se reunieron 34.000 personas llegadas de todo el mundo. Y eso sin un 30 aniversario de por medio.
"Esperamos que el sur de California se convierta en el destino Star Wars durante el fin de semana", confirmó a la prensa Steve Sansweet, director del departamento de relaciones con los aficionados de Lucasfilm.
Es algo más que un fin de semana.
La proyección sólo es el comienzo de cinco días de actividades que incluyen conferencias de los que hicieron posible la cinta, entre ellos actores como Carrie Fisher, concurso de disfraces -por supuesto relacionados con los filmes- o venta de objetos 24 horas al día, incluidos los nuevos sellos postales en homenaje a "Star Wars".
Otras actividades más peculiares son los seminarios de preparación para ser un Jedi o las Olimpiadas de los Stormtrooper (los soldados imperiales), donde entre otras competiciones destaca el salto de obstáculos en uniforme.
Como confirmó Sansweet a la prensa, "son generaciones de seguidores los que aman "Star Wars" y muchos de ellos han pasado el gen a sus hijos".
Eso sí, la nostalgia no abarata los costes y el pase diario cuesta 45 dólares, mientras que para toda la convención el precio es de 125 dólares (a la venta en la página oficial www.starwars.com)
Así que aquellos con un presupuesto mas económico se tendrán que conformar con el ambiente a las puertas del centro de convenciones y su propia sesión de películas en casa.
Claro que en estos aniversarios siempre se puede esperar algún extra, como el programa que el próximo lunes emitirá el History Channel de la televisión estadounidense.
Bajo el título de "Star Wars: The Legacy Revealed", el especial quiere explicar el fenómeno galáctico y su impacto emocional y cultural desde su llegada a las pantallas.
Se trata de un programa de dos horas que entrevista a políticos, periodistas o críticos sobre esta fuerza que se niega a morir incluso cuando desde los cines más cercanos llega este mismo fin de semana otra trilogía, la de "Piratas del Caribe", dispuesta a arrebatar el poderío de esta saga, al menos en la taquilla.

Los Angeles(EEUU) EFE

viernes, 25 de mayo de 2007

Te hacen falta vitaminas

Empresaria Internacional necesita jóvenes, gana 3000 soles en un mes. Av. Venezuela N° 1503 of. 303 Mar-Jue-Sab 4:30 pm. Cel 99631425.

Leo el anuncio, me convence.

Me encuentro a quince cuadras del lugar, en el día y la hora exacta. Llamo por teléfono. Me responde una voz entusiasta, la cual me indica que asista en el acto. Afirmo muy convencido y doy marcha a mi futuro empleo.

El edificio tiene tres pisos. Un portón negro te da la bienvenida. A los costados de esté, pequeñas tiendas de repuestos automovilísticos te dan poca confianza de ingresar. No hay nadie quien te impida el paso, me siento decidido a ingresar. Doy camino por el corredor, subo las escaleras y me encuentro en la segunda planta con un sujeto de bigotes abundantes y desordenados.

--Que deseas— se dirige hacia mí, sospechosamente.
--Voy al tercer piso, por el anuncio— le contesto e intento seguir mi paso.
--A tu vienes por el anuncio, es en el 303— me mira, se alegra y me da la espalda, continuando su camino y grita – Ingeniero!! Ingeniero!!---.

Las escaleras muestran un material acabado y sucio por el tiempo, en los rincones los adornan unos maseteros con sus marchitos ornamentos. El ambiente se hace oscuro, por la tarde fría y por la crema ennegrecida de las paredes. Llego a un hall desde el cual se vistan las “oficinas” - todo esto parece cuartos de vivienda – doy con el 303, es una puerta de madera cubierta por una reja negra. Toco el timbre. La puerta se abre lentamente, dejando ver el vació de un pequeño salón. Una cabeza de una muchacha chapoza asoma, se alegra, y vuelve a ocultarse.

¿Tanta felicidad causa mi llegada para los habitantes de este edificio?, me pregunto.

Sigo esperando afuera de la “oficina”. Ahora sale una señora, de tez trigueña y mediana estatura que luce un mandil celeste, abre la reja con total seguridad y me atiende.

--¿Tu vienes por el aviso no?— me mira fijamente.
-- Si, señora ¿De que trata ah?—respondo con curiosidad.
-- La señora aun no esta, ella te va explicar todo. Adelante, no tarda en venir—y abre toda la puerta, esperando mi ingreso.

Es un salón de dimensiones pequeñas, decorado con cuadros de un producto de vitaminas de toda su variedad – vitaminas para niños, para mujeres en estado, para señores, para los abuelos, para la inteligencia, etc. --. Una televisión encendida se hace mirar, muestra música hindú. La chica chapoza procede a poner un video, es una conferencia donde se encuentran miles de personas festejando la charla – al mismo modo de las alabanzas que hacen las nuevas religiones --, es sobre el producto que se ve en las paredes, Omnilife.

A un lado se encuentran sillas amontonadas unas sobre otras. Me dan una silla para sentarme. La sitúan frente a la televisión, como queriéndome convencer de la legitimidad del producto, quizás hasta hipnotizarme. De pronto me encuentro aislado en medio del cuarto, solo frente a la televisión, sin vecinos con quienes pelear el puesto. Atrás y a cierta distancia de mí, están las dos mujeres que me recibieron, en su mesita hablando en voz baja. En eso la señora se acerca con dos vasos de agua -es un liquido entre naranja y amarillo que muestra un origen muy raro-. Me lo ofrece.

--- Sírvase joven, la señora no tarde en venir— y me extiende un vaso.
--- No, gracias señora. Pero no deseo --- intento evadir tan peligrosa invitación.
--- Joven, no desconfié. Salud--- y se tomo el otro vaso que tenia de un bocado.

La miro. Veo sus dientes irregulares y escasos, color platino y amarillo. Me muestra una gran sonrisa. Me quedo con el vaso mientras ella regresa a su mesa. Doy un sorbo, tiene un sabor extraño, no es dulce ni amargo, pareciera algún jarabe o tal vez serian ideas mías. Dejo el vaso en mi mano, esperando que el tiempo pase.

Pasa una hora, van llegando vecinos. Todos ellos con su botellita de ese líquido, lo toman sin dudarlo. Como dándome confianza. Estoy seguro, esto es un complot.

Me desesperó, ha pasado una hora. Estoy con mi refresco en la mano y viendo ese aburrido video. Mientras que los demás se muestran entusiasmados en las palabrerías y promesas de sueños que te ofrecía el programa. En eso entra una señora, regordeta, se acerca a la mesa, susurra con la tipa de la sonrisa perfecta y toma asiento atrás de mi, sin decir palabra alguna. Pasa media hora mas, el sueño me empezaba a consumir, creo que su táctica era sedarme, aburrirme para robarme, eso pensé hasta ese momento.

De un momento a otro, la regordeta tipa se para. Apaga la televisión, y comienza su exposición entre los aplausos de mis vecinos. Explico, que ellos vendían un producto vitamínico el cual era reconocido en Latinoamérica. Pero que necesitaban incrementar sus ventas y hacerlo conocido en el Perú. Y así comenzó a mandar arengas. Empezó el juego dinámico entre preguntas y respuestas ya memorizadas por este grupo.

--- Quien quiere ganar dinero --- motivo la empresaria.
---- Yoooo --- respondió el grupo alzando sus manos.

Después de todo este juego entre ellos, “la empresaria” se dirigió hacia mí. Me explico que para pertenecer a este grupo tenía que pagar ciento diez soles, con lo cual aseguraba mi inscripción y me regalaban un botecito de vitaminas, una revista y su azulino maletín. Y con la condición de que el día que haga el pago, traiga mínimo dos personas más, que se muestren interesados y paguen la misma cantidad. Cuando llegara a la cantidad de diez personas, iba a comenzar a ganar dinero, así como viajes y entrar en sorteos de la empresa.

---Y cuanto ganaría por esas diez personas--- pregunte, entusiasta.
--- Tenemos que ver tu desempeño primero, pero el pago es en dólares--- y sonrió.

Revolví a formular la pregunta, pero se mostro esquiva y no dejaba de ilusionarme con una buena paga. Le confirmé que estaba interesado y el martes iba a regresar con el dinero. A lo que ella se mostró alegre y me dio su tarjeta, como cerrando el pacto. De pronto su respectiva despedida con un apretón de manos.

Salí de ese cuarto. Los deje en su celebración espontánea. Todo era un complot hacia mí. Baje rápidamente las escaleras y me encontré en la primer piso con el señor de los bigotes desordenados. Pase por su costado, y cuando estuve a punto de salir, me dijo:

---- ¡Cierra la puerta! --- mientras el se dirigía a subir las escaleras.

Frank Castle

jueves, 24 de mayo de 2007

Disturbios en Universidad Villarreal

Duros enfrentamientos entre estudiantes de la Universidad Nacional Federico Villarreal se produjeron el lunes y martes último en la sede central, ubicada en la avenida Nicolás de Piérola, y en la Facultad de Ingeniería Geográfica y Ambiental, en la avenida Colonial.
Según Carla Villarreal, dirigente estudiantil, hubo un fraude en las elecciones para el Tercio Estudiantil. "Todo se preparó para que fueran elegidos estudiantes ligados al Partido Aprista. Los del tercio son los encargados de elegir a las autoridades universitarias. Los que somos de facciones independientes queremos nuevos comicios", señaló.
Villarreal sostuvo que los alumnos apristas realizaron disparos en la sede central. "Estos pertenecen a los grupos Alma Máter, Comando Universitario Aprista (CUA) y NGV (Nueva Generacion Villarrealina), los cuales manejan la universidad a su antojo", afirmó la estudiante.
Peru21

miércoles, 23 de mayo de 2007

Premio Pulitzer 1994

La fuerte e impactante imagen fue portada del Time y que muestra a “una niña esquelética, hambrienta, y agonizante, arrastrándose en busca de comida a un campamento de la ONU que quedaba a 1 Kilómetro de distancia, mientras un buitre espera a que muera”, ganó el importante Premio Pulitzer 1994.
Su fotografía dio vueltas alrededor del mundo, cubriendo su nombre de un reconocimiento que él comenzó a odiar hasta el límite de lo intolerable, “una foto que puede considerarse la suma de lo inhumano: en primer plano una niña sudanés está doblada sobre la tierra, casi moribunda, a causa del hambre. Unos metros más allá, un buitre observa con serena impaciencia el desenlace del drama para iniciar el banquete”.Esta fotografía dio gran renombre a Carter y fue la de mayor trascendencia en su carrera fotográfica. Sin embargo fue considerada por el autor como la imagen más detestable.Cuando Carter recibió su premio en Nueva York mencionó que todavía estaba arrepentido de no haber ayudado a la niña y sólo cuatro meses después, el 27 de julio de 1994, Kevin Carter se suicidó.
Divinas Comedias

martes, 22 de mayo de 2007

Temor y temblor (fragmento)

" Si no existiera una conciencia eterna en el hombre, si como fundamento de todas las cosas se encontrase sólo una fuerza salvaje y desenfrenada que retorciéndose en oscuras pasiones generase todo, tanto lo grandioso como lo insignificante, si una abismo sin fondo, imposible de colmar, se ocultase detrás de todo, ¿qué otra cosa podría ser la existencia sino deseperación? Y si así fuera, si no existiera un vínculo sagrado que mantuviera la unión de la humanidad, si las generaciones se sucediesen unas a otras del mismo modo que renueva el bosque sus hojas, si una generación continuase a la otra del mismo modo que de árbol a árbol continúa un pájaro el canto de otro, si las generaciones pasaran por este mundo como las naves pasan por el mar, como el huracán atraviesa el desierto: actos inconscientes y estériles; si un eterno olvido siempre voraz hiciese presa en todo y no existiese un poder capaz de arrancarle el botín, ¡cuán vacía y desconsolada no sería la existencia!. "

Soren Kierkegaard

lunes, 21 de mayo de 2007

Gente que lee

Entro al metro de Madrid y me encuentro con un espectáculo al que no estoy acostumbrado. Hay dos personas jóvenes sentadas en sus asientos, leyendo. Cerca de mí, hay otro señor que se sostiene con una mano en la baranda de metal. Con la otra sostiene un libro. Más allá hay dos mujeres sentadas. También están con libros, concentradas en su lectura, ajenas a lo que las rodea. Me parece raro ver a gente leyendo en un lugar público. Lo digo porque en Lima, ciudad en la que vivo, no veo a nadie leyendo libros en los paraderos, raramente en los microbuses o en los taxis, nunca o casi nunca en las salas de espera de los médicos, menos aún en las (a veces largas) colas de los bancos. Cuando leo en Lima en un sitio público, me siento un ser extraño, aislado, observado por todos. Siempre me ha parecido, sin embargo, que alguien haciendo cola sin leer está despilfarrando el tiempo, y desperdiciando su vida. Aquí, en cambio, la gente lee y lo hace en medio de la muchedumbre.
El metro se pone en marcha. El tirón apenas altera a los que leen aunque los demás sí sentimos el golpe. Como tengo curiosidad por los libros, vengan de donde vengan, trato de acercarme a ver lo que están leyendo algunos de los que me acompañan. Uno lee a Deepak Chopra, cuyas líneas subraya de un modo frenético. Otra lee a Rosa Montero.
Otra lee al reciente ganador del Premio Planeta, Alvaro Pombo. Uno de los lectores se baja del vagón antes de que pueda ver el nombre de su autor. Deepak Chopra me parece un bodrio dulzón mientras que Rosa Montero y Alvaro Pombo me parecen interesantes o buenos o hasta muy buenos. Pero en este momento, no importan las discriminaciones. Me parece mil veces preferible que alguien lea a Deepak Chopra (o a Dan Brown, para el caso), a que no lea nada. España produce algo más de setenta y cinco mil títulos nuevos al año (en el Perú producimos algo menos de dos mil). Hay cientos de escritores de todas las edades. Hay premios, incentivos, instituciones culturales y suplementos literarios en todos los diarios importantes. Hay editoriales sólidas y solventes que con frecuencia consideran criterios de calidad. ¿Es esto un lujo? Pues me parece que es más bien la causa de que este sea un país próspero, con una población capaz de pensar, de tener una actitud crítica y una visión del mundo. Los que leen son gente de todas las profesiones. Han visto leer a sus padres o a sus amigos y han descubierto el placer inmenso de la lectura.
Pienso en un lugar común al que nadie hace caso. La única inversión importante para un país es la inversión educativa. El vagón se detiene. Un lector se baja y otros dos se suben. Son lectores españoles. Ellos, o su gobierno, o su sistema educativo, han hecho algo que los peruanos nunca hicimos ni creo que hagamos en un futuro cercano. Están leyendo. Y pensando. Les va a ir mejor que a nosotros. Pero son el fruto de un trabajo de muchos años. ¿Es tan difícil?
Alonso Cueto